San Cristóbal de las Casas, estado de Chiapas (México) Día 79
Será la falta de paella que me vuelve sentimental o la humedad del ambiente que reblandece los ánimos pero a mi Chiapas, su gente y su causa, me ha llegado. Pocas experiencias en lo que queda de viaje podrán igualar al momento en que me vi sentado en la misma mesa tomando café y charlando con los líderes de una villa zapatista, todos pasamontañas en ristre. De película.
Y es que hace tiempo ya que la rebelión zapatista por los derechos de los indígenas y el subcomandante Marcos y todo el follón dejaron de aparecer en los telediarios pero la lucha en Chiapas sigue en pequeños pueblos rebeldes donde los indígenas viven como en la aldea de Astérix y Obélix frente a los romanos, resistiendo. Tuvimos la suerte de visitar uno.
Se vino Elisa, una colega del orfanato.
El pueblo tiene escuela, enfermería, promotores de salud, todo montado por ellos mismos con la ayuda de algunas ONGs extrangeras y pasando del gobierno. También tiene una cooperativa artesanal de mujeres, dándoles una oportunidad de trabajar, un futuro para las niñas, diferente al cocinar, fregar y parir.
La guinda al pastel de la visita a Chiapas, aún impactados por la visita a los zapatistas, fueron la ruinas mayas de la ciudad de Palenque a hacer el guiri un rato y a sacarnos fotos de revista de viajes.
Y allí, entre las tiendas de recuerdos para guiris, encontramos que a los guerrilleros zapatistas ya se les vende en formato souvenir, flipad con los muñequitos.
Lo que no consiga el marketing…
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